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La tradición familiar se remonta a los  umbrales de los años sesenta de la mano de Martín Kollaián, quien  independizándose en su oficio como artesano del cuero comenzó a construir un  taller dedicado a la elegancia de la mujer. Desde ese entonces su obsesión por  el buen gusto, la precisión de líneas, el cuidado en el detalle y todo aquello  que hace a la calidad fueron formando la base de su empresa.
                Sensualidad fue su concepto, la esencia de lo  femenino su inspiración. Brindar a una mujer la delicadeza de un calzado era  para él consagrarle un toque de armonía a su belleza.
                La minuciosa labor artesanal definió desde sus  inicios el refinamiento de nuestro calzado. Junto con el amor por el oficio y  otros conceptos fundamentales, hemos heredado el arte de darle vida a cada par.


Estamos situados en el Sur de América, en un  pequeño y hermoso país llamado Uruguay.
            		    En esta tierra, crisol de culturas, el cielo y  el agua se dejan ver. Su clima, la homogénea geografía, el Río de la Plata y el océano Atlántico  van marcando la personalidad de su gente. Su capital Montevideo, nos alberga entre  productores de calidad y rica expresividad artística.


Para nosotros una empresa es más que un  nombre, detrás de él hay un grupo de hombres y mujeres que trabajan y sueñan en  torno a un principio común.
            		    En Marant, quienes compartimos el compromiso  de encaminarla, nos alimentamos de la filosofía de potenciar la calidad de un  producto totalmente hecho a mano.
Con el desafío de la permanencia de este concepto hemos transitado a lo largo del tiempo, y adaptándonos a los continuos cambios, hemos encontrado siempre respuestas a nuestras convicciones.
A través de este medio pretendemos ahora presentarnos a usted y darle la bienvenida a nuestra empresa.


Dedicar a la Mujer un calzado despojado de vulgaridad.
            		    Vestir sus pies proyectando su imagen,  conjugando en un sentido de ensueño lo sugerente de sus pasos con la comodidad.
En Marant nos ocupamos de la labor que  conlleva a mantener la confianza que cada uno de nuestros clientes deposita en  nosotros. Es por ello que trabajamos teniendo siempre en cuenta el servicio.
                  En la atención responsable buscamos la rápida  respuesta a sus necesidades y cumplimos con la entrega oportuna de sus  requerimientos.

Con el paso de los años hemos afianzado nuestra experiencia en el campo del buen hacer. La comercialización de nuestro calzado es fruto de haber puesto en práctica valores de excelencia. Destinado a un consumidor que sabe distinguir, colocamos en el mercado local y en el exterior un producto que responde a las exigencias de calidad internacional.


Estudiar sus ideas, plasmarlas en un primer  prototipo y criteriosamente evaluar.
            		    Desarrollar el calzado que un cliente requiera  para luego fabricarlo. Esta es también  nuestra labor.
            		    En una conjunta y estrecha relación definimos  soluciones de diseños de líneas específicas.
            		    Ofrecemos la exclusividad respetando la  intimidad de sus modelos.


A pesar de las transformaciones que la  tecnología ha incorporado al oficio, creemos en la artesanía y nos declaramos  orgullosos de nuestra tradición.
             		    Creamos cada zapato como si se tratara de una  obra de arte, enlazando los sentidos, la habilidad y el método, confiriéndole  en cada etapa el valor de una pieza única. Solo así, con dedicado trabajo, nace  un calzado de calidad singular. Porque los ojos, las manos, el esmero y el amor  de un experto artesano siguen legitimando el alma de cada buen par.


Un calzado de alta calidad es el resultado de  cada pieza y cada paso de su fabricación.
             		    Desde el diseño y desarrollo de un modelo  buscamos la simbiosis equilibrada entre los materiales y su forma.
La cuidadosa selección de finos cueros es una de las premisas de las que partimos. En sus variedades de color, textura, suavidad, flexibilidad y resistencia, este noble material nos atrae, nos seduce por su tacto y no hay imitación alguna que pueda brindarnos esa sensación.


Los zapateros que trabajan en nuestro taller cortan, preparan, arman, ensuelan, martillan... De principio a fin, el proceso  de la confección es enteramente artesanal.
             		    En esta labor de colmena cada uno utiliza sus  herramientas adecuadas y pone toda su atención y esmero para lograr la máxima  calidad en cada etapa.
Modelar el cuero es un arte que corre por sus  venas.
                        La vida, el atractivo y la comodidad de un  nuevo par, son el reflejo de una entrega plena y consciente al propio oficio.
                        Es por ello que un zapato hecho a mano siempre  desprenderá cierta magia.


Todo diseño debe transmitir un mensaje; es a  partir de este fundamento que cedemos paso a la imaginación.
             		    Lenguajes, símbolos, gestos, la impostergable  necesidad de comunicar.
             		    Desde el primer dibujo hasta el nacimiento de  un nuevo modelo, vivimos cada creación de una manera muy especial.


Jugar con las líneas, los escotes, la  sensualidad, esbozar cada modelo, contemplarlo en sus materiales, levantarlo  con los tacos, hacer el intento... diseñar los zapatos desde la horma corazón y  ajustarlo con los finos trazos de una mano. Depurar cada modelo al extremo,  interpretarlos y darles vida.
             		    Expresar un tiempo y traducir la singularidad  del buen gusto.
             		    Así es el diseño y su misión.
             		    Así conformamos el estilo que nos representa y  proyectamos la identidad de nuestro calzado.


Comprometidos con la condición de artesanos, no es nuestra idea competir con la rapidez industrial, ni con sus cantidades. Es el factor calidad el que designa nuestro rasgo distintivo. Somos de los que consideran que siempre habrá personas que querrán algo especial.
En Marant empleamos las mejores pieles naturales y los materiales más nobles con el énfasis puesto en finas terminaciones. Es así que logramos este producto, cuidadosamente trabajado en su calidad, colocando nuestro sello con la atención al mínimo detalle.







































